Captar momentos de la vida, ya sea en paseos, el trabajo, torneos, o cualquier otro tipo de situación que deseemos recordar en el futuro se ha vuelto tan común, y las supuestas herramientas que le permiten a uno realizar esto caben en un aparato no más grande que una mano, genial ¿cierto? Para que hacernos problemas, si con un iPhone, que por cierto tiene una excelente cámara, lo hago todo.
Se han preguntado ¿qué pasaría si mi iPhone volara? Tendría unas tomas espectaculares en donde podría verme como hormiga en la tierra, toda una experiencia. O tal vez un Android o una cámara de esas que pesan más que uno mismo, que pueda hacer un barrido de todo el lugar y obtener una foto panorámica para el álbum de la familia. Un Android con alas no es descabellado con lo que rápido que avanzan para crear nuevos equipos, pero no es la misma sensación y todavía falta que puedan incluirle alas.
Y es que, la sensación de pilotar una máquina, y que encima, te permita captar esos momentos que guardarás para el futuro, es toda una experiencia diez de diez. Un dron de dimensiones pequeñas no vale ni una parte de los recuerdos que te puede dejar para mostrar a tus siguientes líneas de familia, incluso hasta un poquito de envidia de los amigos que ven tus fotos en redes sociales. A quien no le gusta que vean sus fotos y videos y les digan ¡Asu, que locas esas tomas!, y eso que no saben que todo lo hizo el dron mientras tu observabas. Lo que se busca con el dron es eso, dale una perspectiva diferente a tu vida y poder mostrarlo al mundo.
Buscar cosas nuevas en la vida hace que todo no se vuela monótono, y te abre un mundo diferente.
Nota de: Alberto Lliuyacc
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